martes, 1 de abril de 2008

te ha pasado...

El fin de semana mi madre decidió que me había portado bien y me dejo ir a una fiesta, si lo sé, se preguntarán te dejo?? pues si así es mi familia los hijos estamos condenados a pedir permiso para salir por el resto de nuestras vida, bueno no hay que exagerar tanto sólo mientras te vuelves independiente que para el caso es lo mismo.
Bueno el caso es que la fiesta era con uno de mis primos, festejaríamos el cumpleaños de su novia, que por cierto me cae super bien, todo cuadro a la perfección hace mucho que no salía con mi primo, con el cual años atrás me había super divertido, fue con el con quien conocí el ambiente de un antro, disco o como le llames.
Como era de esperarse no acudiría, sola mi hermanita Sandra y mi noviesito Alexis, fueron mis acompañantes, llegamos el lugar no estaba del todo mal, el gran problema comenzó cuando nos dimos cuenta que tres no eran suficientes, mis primos como organizadores como siempre ocurre siempre terminan trabajando más de lo que se divierten, así con ellos practicamente ni contamos.
De pronto los invitados comenzaron a llegar y fue ahí donde descubrimos que eramos los colados de todas las fiestas, si así nos sentíamos, todos llegaron en grupos numerosos y pues obviamente no dieron ningún tipo de señal de querer integrarnos.
Las horas pasaban lenta muy lentamente y para nuestro pequeño grupo de tres hasta la música resultaba desagradable, la verdad fue que la final de la noche habíamos pasado más tiempo comiendo gente que disfrutando de la ocasión, por fin después de haber decidió que era más productivo dormir, la fiesta terminó, llego la hora en que por fin podíamos regresar del lugar donde al menos esa noche no debíamos salir, nuestra casa.
Así que moraleja, mejor siempre debes aplicar la de un invitado invita a cien, y así aunque la música o todo este mal, por lo menos tú te la pasaras bien con tus amigos. Bueno ya sabes, al menos para este tipo de fiestas.

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